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miércoles, 5 de junio de 2013

Los “panaderos” de Pura Kalidad conquistan las calles del barrio de Jesús María.





¡Durí, Durí, soy tu panaderooooo…! 







Melodioso, pero alto y claro, se escucha este pregón en la calle, del que se hacen eco numerosos vecinos asomándose a puertas, balcones y ventanas.






Ya es costumbre en nuestra ciudad escuchar los pregones y silbatos de los innumerables panaderos que habitualmente recorren nuestras calles: ¡Pan, Panaderoooo!, que prácticamente a cualquier hora del día o de la noche caminan, empujando sus carretillas llenas de flautas de pan caliente, pregonando su mercancía. Y se han convertido en algo tan cotidiano que amenaza con volverse una tradición. Tradición que no sería ni nueva ni ajena porque no es otra cosa que un rescate inconsciente de algo que siempre ha estado presente en nuestra cultura, nuestros antiguos pregones, profundamente arraigados en nuestras raíces de pueblo, nuestra cultura más autóctona, nuestra cubanía..





Pero aunque los pregones diarios de los panaderos, no estén totalmente exentos de musicalidad y encanto, esta vez el pregón es diferente, mucho más melódico y respaldado por la música y el espíritu festivo. Atrae más vecinos, muchos de ellos, gratamente sorprendidos al ver estos “panaderos musicales” que retoman en su música la antigua usanza de los pregones cubanos, incorporándolos a una de sus creaciones artísticas.





La locación escogida es la calle de Aponte, en el Consejo Popular Jesús María, barriada a la que pertenecen la mayoría de los integrantes de Pura Kalidad, que motivados por un fuerte sentimiento de pertenencia, de lealtad a sus raíces retoman tradiciones y elementos cotidianos de su vecindad y los devuelven en forma de arte, porque el artista es fruto y reflejo de su realidad circundante. 





El vestuario, acorde con el tema de la canción son uniformes y gorros de panaderos. No pasan por alto ningún detalle: Los silbatos, la carretilla que en este caso, ostenta las grafías de "Pura Kalidad" en sus costados, ni la jaba que baja del balcón, ni las trescientas flautas de pan compradas para la filmación del vídeo clip que son las verdaderas protagonistas de esta historia.






La música de “El panadero” es una fusión que involucra ritmos actuales como el reggaetón y el rap, música cubana y algunos acordes tomados de “El carnavalito”, música andina tradicional, rica en sonoridades exóticas de instrumentos indígenas como la quena y el charango.

Al respecto de “El panadero”, Dayner Denis Galiano (el klásico), autor del tema refiere:
“El panadero es una rica fusión de ritmos, entre los que se encuentran el reggeatón, la timba cubana y el famoso carnavalito. El tema a su vez es un pregón, símbolo de cubanía y tradición. El doble sentido está latente en este tema, que posee un toque picaresco y un tanto humorístico. El panadero es una canción concebida en homenaje a esos pregoneros que sin descanso nos traen a nuestras casas el pan nuestro de cada día. 





Al fondo de la calle, se alza el Capitolio Nacional, se contempla el cielo azul, algún verdor, edificios, casas, balcones, muchedumbre, en fin, un entorno urbano al que se añaden la música y el júbilo que se integran en el con toda naturalidad. El equipo de música, el DJ monitoreando el audio y la mezclas, la bandera cubana, los bailarines del cuerpo de baile, las cámaras de filmación, los técnicos, los cables, el regalo de la música y los habaneros, figurantes espontáneos y gratuitos que agradecen bailando el homenaje de Pura Kalidad al barrio de donde surgieron.





Literalmente, ese día Pura Kalidad cerró la calle, la hizo suya, en complicidad tácita con sus convecinos que bailaron al compás de su música, una música de factura propia, una música nuestra, cubana, habanera, made in Jesús María.















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